jueves, 29 de enero de 2009

Walk Like an Egiptian

Pues sí, por fin he sacado un rato para terminar de contaros mi viaje por Egipto. Y es que vosotros os pensáis que a una oveja de peluche le debe sobrar el tiempo y para nada, no sabéis la de ocupada que estoy haciendo mimos a toda la familia y amigos.

Bueno, como veis, acabo el relato con una foto superchula junto a la…. eso, la esfinge. Es el lugar seguramente más visitado del país (para los despistados, está al pie de las pirámides) y desde luego el más impresionante. A pesar de que has visto las pirámides mil veces en la tele cuando llegas te quedas un poco con la boca abierta porque son…¡¡¡¡enormes!!!! También impresiona cuando te vas acercando al barrio donde están (en el Cairo que también es enorme) y las ves desde muy lejos… Alrededor de las pirámides se mueve una fauna de gente: muchos turistas, policías en camello, niños pidiendo y vendedores, a veces también niños como uno que estuvo regateando con mi padre. Mi papi se había llevado bolis y cintas de esas de colgarse el móvil y lo fue regalando por todo Egipto y la gente encantada. Al chico éste le regaló un par de bolis, una cinta y un pañuelo viejo que llevaba colgado de la mochila y él a cambio le dio un pañuelo berebere o como se llame (de esos que llevan los multimillonarios de Arabia Saudi, aunque en versión para turistas, claro) y una pequeña esfinge ¿buen trato, no? Éste niño también quería quedarse conmigo pero ahí sí que mi padre fue inflexible (menos mal, ufff).

Lo del niño es otra de las muchas anécdotas que vivimos y que prometí contaros (aunque son tantas…); por ejemplo cuando teníamos la mañana libre y nos vinimos otra vez a las pirámides (sin guía) en taxi. A la ida el taxista nos quería meter por un sitio raro y por un momento pensamos que nos habían secuestrado y a la vuelta el tipo quiso cobrarnos mucho más de lo pactado -fifteen, no fifty-, pero mi padre estuvo a la altura -¡una leche, toma fifteen y encima te quedas sin propina…!-

Bueno, para seguir con el relato del viaje, cuando nuestro barco llegó hasta la presa de Asuan, nos fuimos a Abu Simbel en autobús (de madrugada, cuatro horas cruzando el desierto) y como en Egipto siempre hace calor, los autobuses no tienen calefacción así que ¡¡¡pasamos un frío!!! Hasta yo que llevo el abrigo de piel siempre puesto. Luego volvimos a Asuán (otras cuatro horas de bus pero esta vez de día) y tuvimos que coger un avión hasta el Cairo. Por cierto, qué casualidad que llegamos al Cairo cuando la selección egipcia acababa de ganar la Copa de África de fútbol (cuando digo acababa, digo que hasta que no acabó el partido los del aeropuerto no nos dejaron embarcar porque lo estaban viendo todos) y no os podéis imaginar la que había montada en la ciudad. Como cuando el Madrid gana la Copa de Europa pero a lo bestia, con la gente montándose encima de los coches, venticinco en una motocicleta… una pasada, creedme.

Esto fue un buen aperitivo de lo que nos esperaba en El Cairo, una ciudad enorme y superpoblada, con millones de coches cayéndose en pedazos, sin semáforos ni pasos de cebra (la gente pasa cuando puede, incluso en carreteras como podría ser la M30 de Madrid ves gente cruzando tranquilamente a pie…). Aquí es donde están las pirámides de las que ya os he hablado y también el Museo Egipcio (el tesoro de Tutankamon, especialmente la famosa máscara, es impresionante de verdad) y otros muchos sitios. Aquí fue donde entramos por primera vez en una mezquita y nos quedamos alucinados de lo bonita que era. Y también vimos lo que llaman la Ciudad de los Muertos, un enorme cementerio que en un momento dado los cariotas decidieron usar para vivir porque no tenían otro sitio. Aquí al lado tenéis una foto; son como panteones, con los muertos enterrados debajo y la gente viviendo arriba. Lo mejor es que las tumbas siguen siendo propiedad de sus dueños y si hay que enterrar a alguien pues los que están viviendo allí se salen un rato y ya está ¿sencillo, no?

Bueno, pues voy a ir terminando que esta vez me he alargado más de lo que acostumbro (ya os dije que había mucho que contar). Para acabar os dejo con seguramente la foto más divertida de todo el viaje. Una compañera de mi mami le dijo que hiciera una foto hacia donde miraba la esfinge. Pues bien, la esfinge mira hacia Giza, un barrio de El Cairo que seguramente es de los más pobres. Vamos que el paisaje no es que sea bonito pero sí pintoresco. Tanto que ¿sabéis lo que hay justo enfrente? Un Pizza Hut ¿alucinante, no?
PD: la foto está hecha desde dentro del Pizza Hut, en el segundo piso o así. También estuvimos en un burger egipcio donde nos miraban como a extraterrestres. Ah y la segunda foto (empezando por arriba), la de los jeroglíficos, es para demostrar que los egipcios sí sabían pintar caras de frente, je, je, y que si se pintaban de lado (de ahí lo de caminar como un egipcio :-) es porque eran así de chulos.

3 comentarios:

Weber Q 320 dijo...

Walk like an Egyptian n, the idea is so nice. As the Pyramids are legends for all of the world, all these places and history will catch most of the eyes towards them.

Turbulence training dijo...

Pyramids are a sign of legend old history, I think everybody like to visit them and eel the old history with their own eyes. I like this travel story. :)

Molly dijo...

Hi guys, thank you for your comments
Bye ;-)

PD: Hummmm, entre nosotros, esto tiene pinta de spam pero bueno, los usuarios existen aunque llevan a unas páginas americanas un poco rearas, en fin, no lo voy a quitar de momento porque no creo que haga daño pero...