miércoles, 7 de noviembre de 2007

Al otro lado del charco (Riviera Maya II)

Ahora que se ha resuelto el misterio de donde estuve en mi última escapada (sin demasiado éxito de participación, la verdad), vuelvo con el relato del viaje a México que dejé a medias. Os recuerdo que hablo de la primera vez que cruzamos el charco, nuestro primer encuentro con el Caribe y, además, la luna de miel de mis papis.

Por ejemplo os voy a hablar del semáforo que hay en el aeropuerto de Cancún para los que llegan. Es como un semáforo de los de verdad con un botón que tienes que pulsar. Si sale verde no problem, pero como te salga rojo la has cagado (lo harán al azar, digo yo) porque te registran hasta los gallumbos. Y es que el aeropuerto éste es un poco como de república bananera (el peor de todos los que hemos conocido), y eso que llegan allí todos los días cientos de turistas. Imaginaos que para la vuelta pasamos un montón de controles (son cantidad de pesados) y que para anunciar la salida de nuestro vuelo apareció un mejicano con un megáfono…

Otra anécdota curiosa son las vans, que debe ser la traducción de fregoneta en mejicano. Son eso, unas fregonetas parecidas a las del Equipo A (ver foto) que puedes parar en la carretera, les dices dónde vas y negocias el precio (muy barato, claro) y ala todos padentro porque son compartidas. La cosa es que en la Riviera Maya prácticamente hay sólo una carretera, casi totalmente recta además, con lo que es muy fácil ir de un sitio a otro (os lo recomiendo).

Otro sitio que no se puede perder el que vaya es Tulum, otra ciudad maya que en este caso está al lado de la playa. De este sitio ya os hablé cuando lo del huracán, y también os dije que nos gustaría volver a México en parte para poder darnos el chapuzón que no pudimos darnos en ese precioso lugar.

Otra experiencia interesante fue una excursión en quad que hicimos y donde pudimos bucear en un cenote (bueno, yo me quede en la mochila que a mí me daba miedo) y también visitamos un poblado indígena en el que mi papi se atrevió a ponerse una tarántula en el brazo (un tío valiente, sí señor). En fin, un montón de buenos recuerdos que hacen que cada vez que nos acordamos de este viaje se nos escape un suspiro…aaaaayyyyy

2 comentarios:

Carlos dijo...

Jarl, cómo se me recuerda la foto de la vejetación y la arenita a mi estancia en la República Dominicana...

Molly dijo...

Hola scaramouche, supongo que no nos conocemos así que hola y bienvenido a mi blog.

Me alegro de que el post te haya traido recuerdos y te adelanto que también he estado en la República Dominicana... pero eso lo contaré un poco más adelante.
Ciao