Pues sí, efectivamente, el momento que tanto esperaba ya llegó. Mi encuentro con esa pequeñaja intrusa, la culpable de que se hayan acabado mis días de vino y rosas. Como soy pequeña y no pude ir al hospital, mi encuentro con Sofía fue en casa y os adelanto que se saldó con un fracaso total por mi parte. Y mira que estaba yo mentalizada. La cosa fue como os cuento. Cuando por fin nos vimos cara a cara yo puse mi mirada más dura (lo que no es mucho siendo yo un peluche); sin embargo, bastó una carantoña de esa pequeñaja tan adorable para que me rindiera a sus pies de forma incondicional… No puedo luchar contra mi propia naturaleza, la de todo peluche, que es ser cariñoso y adorable, y si encima la oponente es tan mona… En fin, arriba nos veis por fin juntitos, ella durmiendo y yo velando por su sueño. Y abajo la tenéis despierta y monísima. Dicen mis papis que es un amor y que si ya trajera un libro de instrucciones o un LCD incorporado donde dijera cuando tiene hambre, cuando sueño y cuando gases ya sería perfecta...
2 comentarios:
Ves molly como no era para tanto? En el fondo los peluches teneis el corazón blandito y la pequeña Sofí necesita el cariño que desprendes... eso si, cuando la veas hacer con los morritos ademan de chupar, mantente alejada, no vayamos a tener un accidente... que los peluches todavia no sabeis dar leche (que yo sepa) y esta niña tiene mucho geniooooo
Ciao Molly!!!!!!
Hola tio Huguito
No sí ya lo venía avisando desde el principio; es lo malo de ser un peluche... en fin, gracias por el aviso y espero que pronto podamos ir de viaje los cuatro...
Besos
Publicar un comentario