lunes, 29 de febrero de 2016

¡NY allá vamos!


Muy buenas

Hoy es un día bastante especial, por aquello de que sólo ocurre cada cuatro años y por eso me he decidido a publicar, aparte de que es cierto que llevaba un montón sin hacerlo. Ya sabéis que es habitual que publique de pascuas a ramos y que eso no significa que tenga abandonado el blog. Esta vez además he tardado más porque quería empezar con el relato de mi viaje a NY, que ya os adelanté aquí. Pero claro, como la cosa era para un post largo, pues me daba pereza (para qué os voy a engañar). Pero bueno, allá voy aunque dado que fue un viaje con mucha miga lo dividiré en varias partes como hice con el de Turquía y Grecia.

De hecho, esta primera parte que os voy a contar ni siquiera se desarrolla en Nueva York sino en España. No, no es que os vaya a contar sólo los preparativos, es que como ya os conté (ver el link anterior) nuestro primer viaje a la gran manzana empezó de una forma muy accidentada.

Ya he contado alguna que otra vez que en este blog normalmente me he callado las cosas que nos han pasado en los viajes, sobre todo relacionadas con problemas en los vuelos, hoteles, etc. Y no es que quiera empezar a largar ahora, pero sí que esta vez la historia tienen que empezar por ahí, con "El día que deberíamos haber llegado a NY".

En fin, resulta que el día que volábamos teníamos la salida prevista para las 10 de la mañana con American Airlines, así que preparamos todo el día anterior (incluyendo dejar a la peque con los abuelos) y nos levantamos bien temprano. Nada más hacerlo, a mi padre se le ocurrió encender el ordenador para ver el correo donde se encontró con una sorpresa: un email de alerta de la página de AA que decía que el vuelo se había cancelado... Empezamos mal... Llamada al teléfono de atencion de AA para oir una grabación que dice que aún no han abierto las oficinas. Así que nada, vámonos pal aeropuerto y a ver qué pasa, no sea que esto del mail sea un error.

Pero no, al llegar ya vemos una cola en la oficina de atención y una chica nos dice que se ha cancelado el vuelo porque el avión que hace la ruta no había podido salir de Nueva York por problemas técnicos. Tengamos en cuenta que por aquellos días el volcán islandés aquel de nombre impronunciable estaba dando por saco, aunque los días antes parece que la alerta se había rebajado... Pero no, era por culpa de AA, no del dichoso volcán. Esperamos la cola para ver qué alternativas nos ofrecen y vemos como a algunos viajeros les dan otros billetes directos a NY con otra compañía (aunque eso lo supimos después) pero cuando nos toca a nosotros la alternativa es volar a Dallas o Miami y de allí enlazar con NY. Osea, estar todo el día de viaje (deberíamos haber llegado a NY al mediodía) pero mejor eso que quedarse en tierra... Nos quedamos con lo de la escala a Miami (menos horas de vuelo que la otra) y facturamos para el vuelo que salía una hora más tarde... Pero no, esto sólo acababa de empezar

Hacemos los trámites de embarque y montamos en el avión. Un avión lleno y bastante viejo, por cierto, en el que nos hacen esperar una hora, hora y media... La gente se empieza a impacientar porque por megafonía dicen que están esperando a que nos den permiso para despegar y que lo mismo no nos lo daban por culpa del volcán islandés... Al final, más de 2 horas después de haber embarcado nos dicen que no salimos, que se suspende el vuelo y que nos dirijamos a los mostradores de AA para que nos informen... ¡¡¡Otra vez!!!


Allí nos dan un papel que dice que se ha suspendido el vuelo y que llamemos a un 902 por la tarde para informarnos y que nos van a alojar en un hotel. Aquí os podéis imaginar la confusión reinante: Nadie sabe nada, unos llamando ya al teléfono éste en el que no sabían nada tampoco, otros a no se sabe dónde... Mi padre al sitio donde teníamos la reserva del hotel, además de preguntar en los mostradores de AA para ver si se apiadaban de nosotros después de anularnos ¡dos vuelos!

Sobre la marcha mis padres decidieron coger el autobús que nos llevaba al hotel porque, aunque vivimos en Madrid, irnos a casa era una mala alternativa ya que: Teníamos la nevera vacía, a la peque con los abuelos y, sobre todo, irnos a casa supondría tener que hacer que al día siguiente vinieran otra vez a buscarnos muy temprano para llevarnos al aeropuerto (y no vivimos cerca)... Eso si salíamos al día siguiente, claro...

Total que nos vamos para el hotel donde además, nos dicen que nos van a dar cena y desayuno (a mis padres, claro) y al final también nos dan la comida de ese día según llegamos. Os podéis imaginar la situación extraña, siendo de Madrid, alojados en un hotel madrileño... Eso sí, el hotel es para verlo. Es el hotel Auditorium, un hotel enorme que construyeron cerca del aeropuerto para casos como éstos. Básicamente porque está a pie de la autovía de Barcelona y junto a un pequeño polígono industrial de mala muerte... Vamos que está en Madrid pero como si no lo estuviera porque está completamente aislado. Tan grande es que nunca se llena y por eso le llaman el hotel fantasma, a lo que contribuye un largo pasillo interior decorado al estilo antiguo (cuando es un edificio más o menos moderno) y que es bastante horrible y, si en ese momento no pasa nadie, da un poco de miedo.

La única nota de color es un coche que hay en la recepción diseñado por Mariscal, una "obra de arte" que no pega ni con cola allí, aunque es cuestión de gustos. A mí me recordaba al de la peli de La Máscara, pero en feo y, por otro lado, me provocaba una sensación extraña al recordarme a los coches que debíamos estar viendo en la Gran Manzana... ;-(

Lo único bueno de todo aquello, es que los abuelos habían ido a pasar el día a casa de unos familiares en una ciudad cerca del aeropuerto. Así que les llamamos y pasaron a buscarnos y por lo menos la primera tarde que debíamos hacer estado en NY la pasamos con la familia y con la peque... Afortunadamente además, cuando estábamos comiendo (al poco de llegar al hotel) nos llamaron al móvil para decirnos que nos daban plaza en un vuelo para NY al día siguiente con otra compañía. Claro que no sabíamos si saldría o no porque a estas alturas nadie sabía si se podía volar hacia EEUU o no por culpa del volcán...

A la mañana siguiente muy temprano nos levantamos, esperamos al bus que nos llevó al aeropuerto de nuevo y nos dirigimos a coger nuestro vuelo cruzando los dedos para que saliera... Pero eso ya no lo sabréis hasta el próximo capítulo ;-)

Besitos de peluche y gracias por aguantar el rollo

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