Llegamos por fin a uno de mis grandes momentos, uno de los viajes más recordados por mis papis y una servidora. Los seguidores de este blog (si es que hay alguno) recordarán que ya he adelantado cosas de este viaje, como que sobrevivimos a un huracán.El viaje fue especial por varias cosas: una que fue la primera vez que cruzamos el charco (el Atlántico, para los despistados), otra que fue la luna de miel de mis papis (que, quieras que no, influye), otra que fue nuestro primer encuentro con el Caribe y sus paradisiacas playas y hoteles de lujo; la última, que nos lo pasamos genial y conocimos a unos cuantos amigos catalanes muy majetes. Sobre el viaje en sí, deciros que fue a lo que se conoce como la Riviera Maya, en la península del Yucatán, México. Un sitio precioso en el que, además de playas de agua azul turquesa y mucha palmera (al lorito la foto de la playa de aquí al lado), también hay unos cuantos sitios que visitar porque es la tierra donde vivió la civilización Maya (de ahí lo del nombre). Los mayas fueron unos señores muy listos que, según los guías de allí, lo inventaron prácticamente todo antes que nadie (menos el ascensor). En fin, desde luego que fueron listos pero esa versión del fútbol-baloncesto que hacían en la que al que colaba la pelota por el agujero le cortaban la cabeza (ojo, eso es lo que dicen), era un pelín atrasada. Pero bueno, la verdad es que las ruinas son chulísimas. En la foto grande me podéis ver la pirámide de Kukulkan que hay en Chichén Itzá, un sitio que hace nada han elegido como una de las maravillas del mundo moderno (una pena que no haya salido la Alhambra también).
Por cierto que mis papis y yo estuvimos ahí arriba y parece ser que ya no se puede subir (ah, se siente). En fin, como este viaje dio para mucho, os voy a dejar con una foto desde arriba de la pirámide y el próximo día os cuento más cosas de nuestra primera aventura al otro lado del charco. Por cierto que la foto tiene miga porque, si os fijáis, las escaleras de la pirámide son de esas superempinadas que cuando subes parece que estás escalando una pared y cuando bajas da mucho miedo. Por eso hay (había, porque como he dicho ya no dejan subir) una cuerda para agarrarse al bajar, que sirve más que nada para quitarse un poco el miedo, porque más de una (lo siento por las chicas pero es la pura verdad) bajaba cagadita de miedo y hasta llorando... con eso y con la foto que aquí os dejo os podéis hacer una idea de cómo es la bajadita...
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