Allí, pude comprobar que de verdad existe un lugar donde las calles son canales y los coches góndolas. Cómo sería la cosa que estuvimos un ratillo metidos en un atasco de góndolas. Lo que os cuento, íbamos montados en una dando un paseo cuando por una calle salió una barca que se atrancó o no sabía maniobrar, total que empezó a atascarse la calle y los gondoleros a gritarse ¡¡¡¡domingueri!!! ¡¡¡qué cosa fae!!! ¡¡¡tú eh que eres di Parla o qué!!! (esto último cosecha mía)… Mirad la foto de abajo para ver que no miento. La verdad es que fue divertido, porque no duro mucho, claro.
Por lo demás, Venecia es muy chula pero en un día te la ves, y el paseo en góndola sí que mola pero también depende. Por ejemplo, al desmontar de la góndola a mi papi le pidieron propina para el gondolero pero no dio ni un duro... no por agarrado sino porque el tío no se cantó nada. Menos mal que en el paseo nos cruzamos con otra góndola en la que iba un tipo cantando y estuvimos un par de minutillos escuchándole… aayyyyy, me pongo romanticona sólo de recordarlo...
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